Desde
1894 teníamos la idea de publicar una obra sobre la Alquimia y la Francmasonería, pues
es nuestra opinión que un mismo programa de iniciación se reconoce en la serie
de operaciones de la Gran
Obra hermética y la sucesión de pruebas a que han de
someterse los francmasones. Mientras proseguíamos con nuestros estudios, se nos
presentó una ocasión de comunicar los resultados sucesivos. De este modo fueron
apareciendo, uno tras otro, los artículos publicados hasta fines de 1909 en la
primera edición de este libro.
Un
primer tiraje de 500 ejemplares fue tan bien recibido que nuestro trabajo se
agotó rápidamente. ¿Por qué nos demoramos tanto en hacer una nueva edición?.
Nos hemos ocupado de otras tareas. El Libro del aprendiz exigía ser completado
con los manuales del Compañero y del Maestro; después trabajamos en el Tarot de
los imagineros de la Edad
Media que, editado en 1927, nos hubiera permitido volver al Simbolismo
hermético, pero entonces tuvimos que dedicarnos a los Misterios del Arte Real.
Tan sólo en 1930, al cabo de veinte años, nos fue posible reiniciar un trabajo
en el cual no habíamos dejado de pensar.
Los
comienzos de la obra de 1910 ya no nos satisfacían, y nos propusimos entrar en materia
con una precisión acrecentada, absteniéndonos de reescribir el libro en su
conjunto. Las correcciones se refieren a detalles: tratan de aclarar los
pasajes difíciles sin modificar el sentido original.
Hemos
creído necesario un capítulo nuevo, llamado Nociones elementales de hermetismo,
que reproduce con leves cambios la segunda parte de una obra publicada en 1897,
y sólo conserva la Medicina
filosofal sin contar la Imposición
de las manos, donde contamos nuestras experiencias en el campo del magnetismo
terapéutico. Por consiguiente, en las páginas que siguen se encuentra reunido
todo lo que hemos escrito sobre la alquimia.
El
lector no encontrará aquí un tratado metódico, pero creemos hacerle un favor
obligándolo a coordinar los datos que le presentamos. No deberá irritarse por
las repeticiones inevitables ni por las exposiciones que no concuerdan a
primera vista. Los símbolos no pueden manifestarse en un solo sentido y pueden,
sin contradecirse, decir blanco y negro al mismo tiempo, pues la realidad es
compleja y es nuestra propia simplicidad que la simplifica. Las palabras
engañan al simplificar, mientras que los símbolos reflejan la complejidad
muchas veces insondable de las cosas.
Permítasenos
reproducir aquí la página que nos dedicó el director de L’Acacia, nuestro amigo
C. M. Limousin, en el artículo póstumo que escribió para su revista:
“...el
hermano Wirth es, dentro de la masonería, el jefe de una escuela que en otros
tiempos, en Francia, y otros países, fue poderosa: la Escuela de Alquimia”.
“La Escuela Masónica
de Alquimia es la escuela francesa, totalmente distinta de la escuela inglesa.
Los adeptos franceses de la masonería en el siglo XVIII, influidos por factores
que no hay motivo para tratar aquí, introdujeron las ciencias ocultas: magia,
cábala, astrología, el magnetismo y sobre todo la alquimia. Basta leer un
artículo de Wirth para reconocer en él al alquimista. No digo esto con
intención de denigrarlo: por el contrario, lo tengo por el representante de una
noble tradición. La alquimia no es, y no fue, lo que piensa el vulgo. Fue eso,
pero fue también algo más. En general se cree que la alquimia consistió en una
serie de procedimientos químicos para obtener la transmutación de los metales y
lograr la fabricación del oro: ese oro con el cual se obtiene todo en el mundo.
Así ocurría en otros tiempos. Sin embargo, digamos de pasada que en el curso de
las últimas investigaciones y experiencias, los alquimistas hicieron
descubrimientos interesantes con los cuales se ha beneficiado la química moderna.
La nomenclatura química está llena todavía de términos de origen alquímico:
ázoe, vitriolo, nitro, azufre, mercurio, sal, etc”.
“Pero
la alquimia no era sólo esto: era también un sistema científico general. Por
esta razón los símbolos de notación de los alquimistas eran empleados por los
astrólogos y han sido conservados por los astrólogos”.
“La
alquimia era otra cosa, además, y es este aspecto que cultiva Wirth: era un
sistema filosófico. Es esta identidad de la filosofía y de la ciencia ― por lo
menos de lo que se consideraba en otros tiempos ciencia ― que expresa la
fórmula del Hermes Trismegistos: “Lo alto es igual a lo bajo: lo que está abajo
es igual a lo que está en lo alto”, lo que quiere decir que la ciencia es la
imagen de la realidad, y que debe buscarse en la realidad lo que enseña la
ciencia. También era algo más: era un arte, el arte de la cultura intelectual y
moral del hombre. El “oro potable”, que se procuraba producir simbólicamente,
era la perfección humana. Una metáfora alquímica inversa fue la que Racine
expresó en el verso célebre de Atalie:
“Comment
en un plomb vil, l’or pur s’est-il changé?[1].
“La
transmutación de los metales era la transformación de antropoides ignorantes,
groseros, bárbaros e inmorales, en hombres instruidos, corteses y morales”.
“Puede
compararse este programa simbólico con el programa del grado de maestre masón
especulativo”.
“Es
esta la alquimia que cultiva el hermano Wirth. El no sopla y no tiene
laboratorio, ni siquiera un diminuto athanor en su domicilio”.
Agregaremos
que nuestros conocimientos de química son rudimentarios, por lo cual no podemos
apreciar las teorías de los antiguos alquimistas desde el punto de vista
científico moderno. El simbolismo de la alquimia no se refiere exclusivamente a
las verdades de orden iniciático, pero preferimos no buscar otra cosa en él.
Seguimos convencidos de que éste es el terreno más sólido.
No
tenemos a la alquimia por un fin, pero la consideramos un poderoso medio de
llegar por ella al discernimiento de lo verdadero, y por éste a la realización
del bien. La iniciación es una, aunque cada escuela de iniciación use símbolos
propios. Aprendamos comparando, transponiendo de un simbolismo a otro, y la luz
se hará en nuestro espíritu.
O. W.
París,
agosto 1930.
[1]
¿Cómo ha podido convertirse en vil plomo el oro puro?.
(*) Prologo
de su libro EL SIMBOLISMO HERMÉTICO Y SU RELACIÓN CON LA ALQUIMIA Y LA FRANCMASONERÍA.
BIBLIOTECA UPASIKA
No hay comentarios.:
Publicar un comentario